La piel madura-grasa es una de las menos habituales entre la población y, por eso es en muchas ocasiones, una desconocida en el cuidado de la piel.

Se trata de una dermis en la que ya se sientes los efectos aparentes de la edad, líneas de expresión o arrugas pero en la que todo el rostro tiende a segregar más sebo. Y esto lo sabemos porque es una piel que suele tener brillos o, incluso, en la que llegan a salir poros y granitos.

La piel madura-grasa tiende a generar menos arrugas que otras pieles maduras pero necesita unos cuidados específicos que son los que aquí te recomendamos:

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